Al terminar de elaborar todas esas vidas alternas, me toca regresar de golpe a lo que estoy viviendo, y es en ese momento en que muchas veces me invade una nostalgia infinita de lo que nunca fue, de lo que ya no va a ser.
Es un verdadero problema ser una soñadora empedernida, cuando muchas de las decisiones que he tomado me han llevado en camino opuesto al que quería en un inicio. Claro, cada decisión ha sido tomada de forma consciente, y tal vez de manera ingenua sin tener contempladas todas las consecuencias de las mismas, pero al menos sí se tenía una idea, así que esto no es en sí una queja, es un relato (que a veces sí desemboca en frustración).
Luego, para autoconsolarme, no puedo evitar tampoco pensar que si estuviera viviendo una de esas realidades, estaría soñando con la vida que llevo ahora, la cual no está nada mal. y entiendo que todo es cuestión de perspectiva, que siempre voy a querer lo que no tengo aunque ello no signifique que voy a estar deprimida todo el tiempo por eso.
También cabe mencionar que a la realidad se han sumado nuevos sueños, sueños que ilusionan, que tranquilizan, que llenan de amor. Es por eso que no cambio mi realidad, a pesar de tantas opciones que hubiera tenido caminando otros senderos, no hubiera llegado a este punto, no lo hubiera conocido a él, y no estaría tan feliz en este momento.
No soy conformista, nunca aprendí a serlo, por el contrario, hago lo mejor que puedo con lo que tengo para no sentir que todo es un desperdicio.
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